Imagen y memoria
“La fotografía es tiempo. Tiempo atrapado y tiempo recuperado. […] Cualquier instantánea se inscribe en un eje temporal, proyectada hacia el futuro y cargada de pasado.”[1] La fotografía permite escrutar minuciosamente el tiempo atrapado, su aislamiento del fluir constante de la vida permite su disección, su radiografía como objeto de conocimiento, y al mismo tiempo facilita su relación con los materiales inconscientes, aúna materia y memoria. Ante una fotografía establecemos un pacto tácito con la imagen gracias al cual lo que vemos es percibido como si todavía estuviera ocurriendo. Respecto a las imágenes que nos remiten a situaciones violentas, de guerra o genocidio, de acuerdo con Lindqvist, “No es conocimiento lo que nos hace falta. La población educada ha sabido siempre, puede decirse, las atrocidades que fueron perpetradas y que se perpetran en nombre del Progreso, la Civilización, el Socialismo, la Democracia y el Mercado.”[2] La función mediadora de la imagen violenta es la manera de traer el horror de la guerra al contexto cotidiano del espectador.
Desde la plástica, estoy interesado en profundizar en lo que aportan estas imágenes como grito, como transmisores de emoción, trascendiendo el papel que juegan como altavoz de denuncia y, especialmente interesado en la vivencia individual, en la pequeña historia personal. Pretendo participar como artista al proceso de legibilidad de los acontecimientos, profundizar en ellos desde el presente y esbozar algunos de los problemas que ligan el arte al testimonio y la memoria individual. Exploro el campo de la memoria visual utilizando imágenes que contienen violencia implícita, lo que me lleva casi siempre a trabajar con las imágenes desde el lado de las víctimas, con toda su carga de tensión, terror e incomprensión. Invito a mirar, a recrearse más allá del voyeurismo morboso, no estimular los sentimientos de compasión por las víctimas, sino intentar conocer y, de alguna manera, sentir con ellos. “En la esencia de la contemplación está el demorarse y la persistencia”[3]
[1] Berga, M. en Monegal, A. (2007), Políticas y (po)ética de las imágenes de guerra, Paidós, Barcelona, p. 87
[2] Lindqvist, S. (2004), Exterminad a todos los salvajes, Turner, Madrid, p. 225
[3] Fernández Polanco, A. “Otro mundo es posible ¿Qué puede el arte?” en Larrañaga, J. y Fernández Polanco, A. (eds.), Las imágenes del arte, todavía, Diputación Provincial de Cuenca, Madrid, 2007