HIROSHIMA
La matanza intencionada de más de doscientas cincuenta mil personas, a la vista de todo el mundo, debería reconocerse de forma unánime como un asesinato en masa. Después de visitar Nagasaki, me desplazé a Hiroshima para contemplar y, en consecuencia, fotografiar imágenes de las víctimas del archivo público de The Hiroshima Peace Memorial Museum, con el objetivo de servirme de estos retratos, a modo de máscaras fotográficas, para realizar una performance. Estos retratos son fotografías realizadas en un contexto privado, bien como imagen recuerdo en un contexto familiar o social o como retratos para algún documento público. Ninguna expresión de los retratados anticipa lo que habría de ocurrir, a diferencia de las imágenes camboyanas o soviéticas. La performance consistió en pedir a un grupo de actores y actrices, vestidos completamente de negro y con guantes también negros, que desfilaran y posaran en un escenario oscuro con la imagen a modo de máscara. Así, las fotos se despegan de lo íntimo, para pasar a ser un dispositivo colectivo, visualmente impresionante. Pretendía anticipar una poética de lo efímero y lo volátil. La serie fotográfica HIROSHIMA consta de diez imágenes digitales en formato panorámico, trabajadas a partir de la performance.