GULAG
En esta serie he tomado documentos analógicos y los he reconvertido a un formato fotográfico digital, cuadrado. He utilizado restos cotidianos, dibujos distraídos y fotografías varias sin ninguna vinculación con este trabajo concreto, en un intento de ficcionar una plausible historia personal. Estas víctimas vivieron la misma situación trágica que otros millones de ciudadanos europeos en la primera mitad del siglo XX, aunque está ampliamente documentado que en la década de los treinta, la Unión Soviética era el único Estado de Europa que llevaba a cabo un programa de asesinato masivo. Además, las víctimas lo serían por partida doble: por haber muerto sin pruebas ni las garantías jurídicas mínimas y por no haber razón aparente para su muerte. No había forma de justificar lo injustificable. A partir del ingente archivo policial, he tomado tres imágenes, dos mujeres y un hombre. La base iconográfica consta de la imagen de cada prisionero, retocada y recortada digitalmente, y cinco dibujos o fotografías, montadas en una retícula negra, a modo de negativo fotográfico tradicional. Supongo que no he sido capaz de sustraerme a la idea de desarrollo tecnológico del nuevo hombre soviético. En esta serie también se mantiene una medida que favorezca la relación de intimidad con el espectador.